Investigadores de la RICET descubren biomarcadores para controlar la enfermedad de Chagas

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Investigadores de la RICET descubren biomarcadores que permiten conocer y controlar cómo está afectando el Trypanosoma cruzi, a los tejidos durante la fase crónica “asintomática” de la enfermedad, decidir sobre la conveniencia o no de tratar a un paciente con la enfermedad y saber si el tratamiento está resultando eficaz.

Considerada como desatendida por la OMS, la enfermedad de Chagas tiene más de 30.000 casos en España aunque sea endémica del continente americano. Afecta a más de 10 millones de personas, presentando elevados índices de morbilidad y mortalidad. En zonas endémicas la forma más frecuente de transmisión del parásito Trypanosoma cruzi causante de la enfermedad ocurre a través de las heces La picadura de una chinche llamada vinchuca que habita en las grietas de paredes y tejados en viviendas de adobe y paja, es la forma más frecuente de transmisión del parásito Trypanosoma cruzi causante de la enfermedad. Aunque de forma “esporádica” también se puede contraer al beber el jugo de ciertas frutas, porque el parásito puede vivir 30 días en su interior. El control vectorial implementado en las últimas décadas en numerosos países  de Centro y Sudamérica ha llevado a que la transmisión vertical, la transfusión sanguínea, el trasplante de órganos, sean actualmente vías prevalentes de contagio.

La llegada introducción de población inmigrante procedente de áreas endémicas americanas en estas últimas décadas y las mujeres gestantes de estas poblaciones son la principal fuente de posible transmisión en nuestro país. Curiosamente esta transmisión congénita en España es muy superior a la que se está dando en Latinoamérica. Todo eso hace que la enfermedad se esté expandiendo en nuestro país, creando un problema sanitario, que además lleva parejo un de salud pública. El altísimo coste económico. sanitario de cada uno de estos casos de transmisión madre-hijo por no haber sido diagnosticado a tiempo, es otro factor muy a tener en cuenta.

El enemigo silencioso

Muchas personas no saben que llevan hasta 25 años padeciendo Chagas porque sus síntomas son silenciosos. La enfermedad tiene una primera fase aguda con síntomas similares a los de una gripe. Si no es tratada en esta primera fase los enfermos pasan durante 20 o 30 años por una fase crónica indeterminada en la que son seropositivos, pasando entre el 20% y el 30% de los pacientes a desarrollar alteraciones cardiacas, un 10% alteraciones digestivas o ambas y en menor porcentaje cerca del 5%, una forma neurológica. Durante estos años de fase indeterminada el parásito está dentro del organismo reproduciéndose y provocando “en silencio” daños en diferentes tejidos, sin mientras el sistema inmune impide que afloren los síntomas.

Durante el embarazo En las embarazadas el sistema inmunológico de la madre suaviza su capacidad defensiva controla sobre todo “la parte del hijo procedente del padre” y para no alterar a esa “mitad de hijo que no es propio del cuerpo de la madre”. Este proceso normal (fisiológico) , el sistema inmune suaviza su capacidad defensiva, provoca indirectamente, enndo la madre infectada por Trypanosoma cruzi, un incremento del nivel de parásitos en sangre que favorece la transmisión de Chagas de la madre al hijo.

Descubren cómo controlar lo desconocido

“Cómo está afectando el agente infeccioso (Trypanosoma cruzi) a los tejidos durante la fase crónica “asintomática” de la enfermedad (fase indeterminada), decidir sobre la conveniencia o no de tratar a un paciente con la enfermedad, saber si el tratamiento está resultando eficaz o conocer si el paciente está tomando o no la medicación, eran hasta ahora aspectos demandados por los médicos pero imposibles de conocer debido a la falta de indicadores que les informaran sobre ellos”, según destaca el Dr Agustín Benito Llanes, Coordinador de la Red de Investigación en Enfermedades Tropicales (RICET), perteneciente al Instituto de Salud Carlos III.

Descubrir biomarcadores que permiten conocer y controlar cada uno de esos aspectos, ha sido la primicia mundial de un estudio multicéntrico realizado por un equipo de investigadores de la RICET coordinadodirigidos por los doctores Manuel Carlos López y M. Carmen Thomas, del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Granada), y en que han intervenido, además de los mencionados grupos, . Se trata de un en un estudio multicéntrico en el que han participado la Unidad Regional de Medicina Tropical, Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, dirigido dirigida por el Dr.Manuel Segovia,  y el grupo del CRESIB - Hospital Clínic de Barcelona dirigido por el Dr. Joaquim Gascon y . Para completar el estudio también han participado los grupos dirigidos por la Dra. Belkis Alarcón y el Dr. Oscar Noya del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de Central de Venezuela.

Indicadores para iluminar un camino a ciegas

Hasta ahora no existían marcadores que indicaran como estaban siendo afectados los tejidos durante los 20-30 años en que la enfermedad es asintomática. Tampoco se podía saber cómo evolucionaba la enfermedad, ya que la velocidad a la que progresa depende de la capacidad de respuesta del sistema inmunológico de cada persona frente a la actividad del parásito.

Cuando se diagnostica a uno de estos pacientes el primer problema que se le plantea al médico es si tratarlo o no tratarlo, porque no saben hasta qué grado está afectada por la enfermedad cada persona, especialmente durante la fase no sintomática, y por que . Además tampoco se sabe si los tejidos de la persona están siendo afectados o el parásito se encuentra latente pero si causar daños. Los medicamentos utilizados para Chagas son tóxicos (producen hipersensibilidades, alergias, etc). H y hasta ahora no existían marcadores que pudieran indicar al médico qué hacer en cada caso concreto.

Una vez puesto el tratamiento, tampoco existían marcadores para que los médicos conocieran si el tratamiento estaba resultando eficaz o no. La serología o prueba que permite comprobar la presencia de anticuerpos específicos de Chagas en sangre tarda en cambiar y no se modifica por estar recibiendo tratamiento. Esto significa que los afectados de Chagas hasta ahora podían estar recibiendo sucesivos tratamientos durante años sin que el médico supiera en realidad si se estaban curando o no.

Incluso en estos momentos está abierta una discusión científica sobre si los tratamientos curan o no durante la etapa asintomática. El tratamiento actúa eficazmente contra el parásito que está en la sangre, pero no se sabe si también lo hace con el parásito que ya está en los tejidos degradándolos.

Otro de los aspectos desconocidos hasta ahora por los médicos era si los pacientes realmente tomaban la medicación. Los indicadores descubiertos han hecho aflorar casos en que no se estaba realizando el cumplimiento terapéutico.

Los investigadores de la RICET  han hallado unos biomarcadores que permiten identificar la caída de anticuerpos cuando el tratamiento está o no resultando eficaz. Con este sistema saben, primero si está tomando o no el tratamiento y segundo, si está en vía o no de curación. Además el biomarcador detecta posibles recaídas de la enfermedad.

Estos hallazgos de los científicos de la RICET  han sido publicados en las revistas científicas BMC Infectious Diseases y Clinical and Vaccine Inmunology.

Fácilmente aplicable: verdadera investigación traslacional

Los biomarcadores descubiertos por los investigadores de la RICET tendrán una fácil aplicación práctica a los pacientes. Bastará una técnica serológica no convencional de sencilla realización y coste no elevado, basada en la determinación del nivel de anticuerpos existente en el suero de los pacientes de Chagas.

Pero para ello será necesaria la participación de una empresa dispuesta a desarrollar el kit de medición y a distribuirlo por todo el sistema sanitario español.

La implantación de este sistema permitiría disminuir enormemente los casos de personas con alteraciones tisulares y por tanto con hospitalización  y elevados costes sanitarios. También se podría identificar a quien se debe tratar o no y con ello hacer un tratamiento mucho más selectivo que el actual. Además se frenaría la actual expansión de la enfermedad de Chagas en España y su aplicación se extendería a países donde no existe transmisión por los vectores. Igualmente permitiría prevenir los casos de transmisión madre-hijo o evitar que se esté tratando a gente que es posible que no tuviera por qué estar tratándose.

La clave ha estado en los anticuerpos y las proteínas recombinantes

La clave ha estado en que los investigadores de la RICET han logrado demostrar, usando proteínas recombinantes ,que tanto los pacientes con Chagas crónico en fase indeterminada como aquellos con sintomatología cardiaca o digestiva presentan un nivel significativamente superior y estadísticamente significativo de anticuerpos frente a los antígenos KMP11, HSP70, PFR2 de T. cruzi usados como proteínas recombinantes, que el nivel detectado en personas sanas.

Además han observado en estos pacientes con Chagas un descenso, estadísticamente significativo, en el nivel de anticuerpos específicos frente a las mencionadas moléculas, a los seis y nueve meses tras-tratamiento con benznidazol, el tratamiento utilizado habitualmente en España contra la enfermedad de Chagas.  Dos años después del inicio del tratamiento, entre el 34 y el 67% de los pacientes de Chagas, mostraron un mayor descenso en la reactividad frente a los antígenos recombinantes a ensayo.

Estos científicos han demostrado también cómo el péptido llamado 3973, contenido en una la proteína TcCA2 de la membrana de T. cruzi (TcCA2), es reconocido por enfermos de Chagas crónico con una sensibilidad mayor al 90% y una especificidad del 98%. Además la tasa de reconocimiento del mencionado péptido es significativamente mayor en los pacientes que están en fase crónica sintomática (cardiacos y/o digestivos) que en pacientes crónicos en fase indeterminada.

La importancia del hallazgo y el método

La investigación desarrollada representa un relevante avance en la búsqueda y obtención de herramientas útiles en clínica y necesarias para el control de la  enfermedad de Chagas.

En 1998 la OMS declaró como meta para la eliminación de la transmisión de Chagas el año 2010. Según el Coordinador de la RICET el Dr Agustín Benito “Esto no se ha producido entre otras cosas por una falta de inversión económica. Es necesario invertir en I+D de la enfermedad de Chagas no solo en los países endémicos, sino también en España porque suponen muchos pacientes y una sobrecarga para el sistema sanitario. Haciendo un tratamiento adecuado, correctamente seguido y aplicado solo a quien lo necesita, entre 5.000 y 10.000 personas se evitarán por ejemplo tener alteraciones cardíacas que van a terminar necesitando entre otras cosas más de 1.000 marcapasos”.

Según el Dr Benito “Esta investigación jamás se podría haber realizado de no existir un sistema de trabajo en red como el desarrollado por las RETICS  y concretamente la de la Red de Enfermedades Tropicales. Hubiera sido imposible porque es necesario quien resalte la necesidad, quien aporte los pacientes, quien investigue y quien evalúe clínicamente la eficacia del hallazgo científico. Todo eso es una forma de trabajar basada en la interrelación y que se llama investigación en red, como la que desarrolla la RICET”.